Atendiendo a las recomendaciones de Miguel González de República Dominicana trataré de hacer artículos más pequeños para mi blog. Créeme Miguel me cuesta, me cuesta mucho pero ahí va, como en todo creo que mejoraré con el tiempo y la experiencia, recuerda……SOY MUJER.
Una de las preocupaciones constantes en los padres de familia es el el nivel académico de nuestros hijos, las buenas calificaciones. El constante correr en la vida diaria, nos ha hecho olvidar que existen otros temas importantes imprescindibles en su educación y en la formación de su carácter como nuestro ejemplo y la manera de conducirnos y de vestir. Por otra parte se nos ha hecho creer que si no pensamos, actuamos o vestimos como los estereotipos que nos presentan a través de los medios, no somos parte de la masa y si no somos parte de la masa entonces la sociedad nos rechaza por ese “ser diferentes”.
Pareciera que los buenos modales, la elegancia en el vestir, la masculinidad y la femineidad fueran conceptos pasados de moda y guardados en un baúl puesto en el rincón más oscuro de un ático olvidado.Las buenas maneras y la manera de relacionarnos con los demás son la expresión de lo mejor que cada uno tiene en su corazón para dar a los otros, los cuales expresan el nivel de conciencia que tenemos hacia la dignidad de los demás. El respeto a los demás nace del conocimiento profundo del valor del ser humano. Esta dignidad nos tiene que llevar a tratar a las personas con delicadeza a través de nuestro buen comportamiento expresado en la manera de conducirnos a través de las normas de conducta como podrían ser la manera educada al comer, en el correcto hablar y en el buen gusto en el vestir.
Una de las preocupaciones constantes en los padres de familia es el el nivel académico de nuestros hijos, las buenas calificaciones. El constante correr en la vida diaria, nos ha hecho olvidar que existen otros temas importantes imprescindibles en su educación y en la formación de su carácter como nuestro ejemplo y la manera de conducirnos y de vestir. Por otra parte se nos ha hecho creer que si no pensamos, actuamos o vestimos como los estereotipos que nos presentan a través de los medios, no somos parte de la masa y si no somos parte de la masa entonces la sociedad nos rechaza por ese “ser diferentes”.
Pareciera que los buenos modales, la elegancia en el vestir, la masculinidad y la femineidad fueran conceptos pasados de moda y guardados en un baúl puesto en el rincón más oscuro de un ático olvidado.Las buenas maneras y la manera de relacionarnos con los demás son la expresión de lo mejor que cada uno tiene en su corazón para dar a los otros, los cuales expresan el nivel de conciencia que tenemos hacia la dignidad de los demás. El respeto a los demás nace del conocimiento profundo del valor del ser humano. Esta dignidad nos tiene que llevar a tratar a las personas con delicadeza a través de nuestro buen comportamiento expresado en la manera de conducirnos a través de las normas de conducta como podrían ser la manera educada al comer, en el correcto hablar y en el buen gusto en el vestir.
Sheila Morataya-Fleishman en un artículo sobre la elegancia dice que “Cuando el hombre se viste cubre su cuerpo; pero cuando la mujer lo hace, descubre su alma y agrega que el vestido simplemente es como una segunda piel que prolonga la belleza de nuestra alma y la solidez de nuestros valores y creencias”.
La elegancia y el buen gusto en el vestir nada tiene que ver con la situación económica en la cual nos encontremos ni con la ropa, ni zapatos y accesorios de última moda.La verdadera elegancia surge del interior de la persona y es la que expresa la forma en que te percibes y te valoras.
Los valores esenciales no se cambian por moda ni por edad, son como esas construcciones que vemos de la edad media que permanecen intactas, monumentales, aunque edificios o casas de este siglo la tengan rodeada presumiendo su modernidad.Nuestra imagen interior y exterior, el totalidad de lo que eres como persona, debe siempre proyectar nuestros valores personales.
“Eres diferente” cuando logras resistir la presión de los otros que no ven en la dirección que tu miras y en lo que quieres que miren aquellos a los cuales amas.Hay una frase que escuché en una película que dice que la valentía consiste en atreverse a ser diferentes. Y creo que tanto nosotros como nuestros hijos tenemos que ser muy valientes para resistir todas estas influencias que no van acorde con los valores que queremos vivir para ser familias felices.
Cada decisión, cada acción y cada paso que demos es un tejer de nuestra propia historia y de la historia de nuestros hijos y nuestras familias. Contribuyamos como padres a elevar este prestigio y a transmitir los valores que escogimos para la educación de nuestros hijos a través de la manera de conducirnos en cada momento de nuestras vidas.
Les mando un abrazo en donde quiera que estén - Tere Durán
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