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Vuelvo a retomar el escribir en mi blog ante el reclamo de Caty una de mis alumnas en los diplomados a quienes insisto siempre en transmitir su visión de la vida como esposas y madres jóvenes a través de esta maravillosa herramienta, insistiéndoles el no poner como excusa el factor tiempo….”El burro hablando de orejas” como quien dice “Ponte a hacer lo que pregonas”, gracias Caty por insistir el que debemos ser congruentes.
Quisiera comenzar este artículo con una visión positiva de mi país ya que son muchísimos los problemas que nos aquejan en este momento.
En particular problemas como la inseguridad que todos los ciudadanos estamos viviendo, la situación económica de las familias que han llevado a muchas madres de familia a salir de sus casas para también ser proveedoras y dejar en guarderías o al cuidado de otras personas a sus hijos, además de la crisis de valores en nuestras familias que en muchos aspectos están generando estos problemas.
Esto nos ha llevado a tener sentimientos de miedo, de angustia y de derrota.
Estos sentimientos me han recordado una frase que utiliza muy seguido una gran amiga que dice que el miedo es lo contrario al amor, pues el miedo paraliza, endurece y en el hoy por hoy tenemos que enfrentar sin miedo los retos de las familias mexicanas con un esfuerzo y una fortaleza casi heroicos desde la realidad de vida de cada persona, para volver a retomar aquello que nos caracterizaba, ya que “Lo que prevalece, determina y subsiste a una cultura son sus valores”.
Nuestra patria, haciendo una pequeña anatomía que pueda describirla a través de su cultura y sentimientos, se ha caracterizado por tener costumbres y creencias religiosas muy arraigadas que de la mano de los misioneros españoles a través de la evangelización, crearon un vínculo inquebrantable entre el factor indígena e hispano conservando nuestra fe en Dios y en la vida.
La actitud flexible y de adaptación de nuestro pueblo aunado al ingenio y sentido del humor que utilizamos en nuestras fiestas populares, ruidosas y llenas de color aminoran y hacen menos dolorosos los problemas, pérdidas o circunstancias difíciles.
Valoramos la belleza y el arte y estamos constantemente expuestos a esto a través de las artesanías las cuales se van enseñando a través de generación en generación, creando lazos de unión, orgullo y pertenencia, en aquellas familias que no han permitido que desaparezcan y que además las dan a conocer en lugares muy alejados.
Para el mexicano su razón de ser son las personas. El padre, la madre, la familia política, los amigos y compadres le proporcionan seguridad emocional, específicamente la madre juega un rol muy importante como motor y centro en la vida de familia.
La mujer mexicana ha incrementado su nivel de escolaridad y se encuentra con mayores oportunidades de estudiar, trabajar y tener una vida social más activa, sin dejar por completo de jugar este rol de vivir para aquellos a quienes ama, haciendo la vida diaria del hogar cálida alrededor de las conversaciones en la sobremesa y los detalles femeninos de la vida diaria.
Abraham Maslow menciona que los niños mexicanos se portan mejor, son más corteses, aceptan más la autoridad y se quejan menos que los niños estadounidenses y además parecen gozar más de su infancia por el vínculo y cercanía de su madre en sus vidas.
Son muchos los aspectos positivos que tenemos para contrarrestar las influencias negativas que no nos corresponden a las familias mexicanas que han venido a quebrantar nuestras costumbres y les hemos permitido entrar a nuestros hogares.
Tales influencias como la exposición excesiva de los miembros de la familia a los medios masivos de comunicación, en particular a la televisión y nuevas tecnologías, el materialismo que se vive en las familias que ha cambiado el ser por el hacer para poseer, la pérdida de identidad de la mujer al querer ser igual al hombre cuando por naturaleza fue creada para complementarlo, no para competir, el trabajo agotador de los padres y la desvalorización del matrimonio, el activismo que no deja espacio para la reflexión y la capacidad de asombro, el individualismo que hace que los miembros de las familias se sientan solos y desprotegidos, la rutina que es el gran monstruo que está destruyendo la vida de los matrimonios y de la familia el no saber compaginar el tiempo libre con el trabajo, son solamente algunos de los aspectos negativos con los cuales nos estamos enfrentando.
En nosotros está la decisión de quedarnos paralizados por el miedo o actuar para retomar todas las cosas positivas que tenemos como mexicanos que hemos nacido en una bella Patria llena de tradición y costumbres que nos han distinguido.
Para lograrlo necesitamos primero estar orgullosos de nuestro país, tener un desempeño libre de defectos haciendo con excelencia nuestro trabajo cualquiera que este sea, ser disciplinados y perseverantes, pero sobre todo hacer todo esto agarrados de la mano de Dios defendiendo nuestros valores familiares para que nuestro México prevalezca y subsista como la gran nación que siempre ha sido, que es y será.
Que Dios los bendiga donde quiera que estén.
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